Trato de ver el lado práctico de la vida.

En realidad, no me gustan las autodefiniciones.

Despierto, camino y me acuesto observando el sentido de mí existencia y sobre todo soy fiel a mis sentimientos.

Soy una persona sincera por excelencia.

La vida para mi es un descubrimiento eterno. Respiro naturaleza.

Seguiré por los caminos de la vida, tratando de aplicar sabiduría en mis acciones.

Quiero vivir en la montaña

Quiero tener mi hogar en la montaña
donde primero el sol diera sus besos de oro
cuando yo en las mañanas meditare
al amor de los árboles amigos.

Quiero tener mi hogar en la montaña,
para vivir en paz humildemente,
como viven las flores y los pájaros
al dulce amparo de la primavera.

Quiero tener mi hogar en la montaña,
donde yo pueda conciliar mi espíritu
con la harmonía que las cosas guardan
en el misterio de las soledades...
Quiero tener mi hogar en la montaña,
cerca de los boscajes harmoniosos,
donde las brisas amanezcan siempre
con un rumor de nuevas esperanzas...

Quiero tener mi hogar en la montaña,
entre los verdes mirtos olorosos
donde oculta salmodie una calandria
su oración matinal de cada día...

Quiero tener mi hogar en la montaña,
para ser de las aves compañero
y dormir sin temor como ellas duermen
bajo la bendición de las estrellas...

Quiero tener mi hogar en la montaña
frente a la mar y al horizonte diáfano;
mi casa, que contemplen a lo lejos,
como templo ideal, los navegantes...

Mi casa en la montaña silenciosa;
mi casa en la montaña más lejana;
en la montaña altiva
para soñar más cerca de los cielos...

Mi casa en la montaña solitaria...
y bajo el Infinito,
mi vida que se extinga como un salmo
en una apoteosis evangélica...

(Salterio, 1.920)