Estuve en un pequeño y deslumbrante pueblo montañero, que se llama Ifonche. Seguí por senderos en medio del bosque y me deparé con unas vistas impresionantes al Barranco del Infierno, Adeje y su costa marítima. Muy gratificante detenerte a escuchar el sonido del viento que pasa por entre las montañas. He visto una fauna y flora muy variada y descanse un ratito en este hermoso almendro. El aire de la montaña es restaurador. Solo hay que agradecer la madre naturaleza por todo lo que nos da,